viernes, 25 de julio de 2014

Humildad liberada

Llegas un día creyendo que estás preparada para dar lecciones sobre la vida, que vas a explicar lo que se debe y no se debe hacer... que vas a inculcar valores. Pero te equivocas.

Guitarras, cánticos, pinceles, trazos negros, blancos, rojos, verdes, grises... Música y pintura. Reflejos de lo que está pasando dentro de ti. Expresiones de lo que no se dice, pero sí se siente. Y se siente mucho. Son sus vidas, así te transmiten lo pasado. Y es entonces cuando te das cuenta de que la condena no la están viviendo ahora, sino un tiempo atrás, antes de entrar aquí. Fue en su edad más temprana.

Te permiten mirar ahí, detrás de esa fachada que solo es una máscara temporal que guarda muchas cosas que todavía no han aprendido a salir. Y te vas de allí pensando... ¡sabiendo! que tú no has ayudado como creías que harías, sino que la lección te la han dado ellos a ti, una lección grande de humildad.

Lo mejor que se puede hacer al conocer a una persona, es pensar en todo lo que puedes aprender de ella. Una demostración más de que las apariencias engañan. Y engañan para bien.


Voluntariado en un centro de menores.