Querida neurosis,
Quiero despedirme de ti. O al menos intentarlo. Ojala todo el mundo siguiese estos pasos, porque entonces te quedarías sola, dejarías de existir. Eso crearía un mundo mejor, sin prisas, ralentizado, viviríamos siempre el momento, sin avanzar acontecimientos que ni si quiera sabemos si van a ocurrir. Pasándolo mal antes de tiempo, sufriendo porque si. Esto no pasaría...
Viviríamos el aquí y ahora, pasearíamos por la vida, sin prisas, sabiendo que hoy estamos aquí y que mañana... quizá no. Apreciando lo que tenemos, sin ansiedad alguna, disfrutando de la vida, que es corta... y nosotros la aceleramos.
Dejando de cruzar semáforos en rojo por nuestra prisa muchas veces irreal, pasándolo mal en la cola del supermercado, enrabiándonos si no hay sitio en el tren, hacer una cosa pensando en lo que hay que hacer después, y así.
Neurosis, no nos hagas pensar en qué pasará mañana, deja que saboreemos lo que hacemos, lo que nos gusta. No queremos miedos que nos bloqueen, ni que nos impidan avanzar y aprender. Deja que hasta de lo malo disfrutemos, déjanos estar bien en la incomodidad. Podemos sin ti. Solo tenemos que mentalizarnos, que trabajar en ello, que no luchar, para decirte del todo adiós y así ser felices ahora, que es cuando hay que serlo...
Y mañana, quién sabe.
-¿No te das cuenta? El mentiroso no es alguien que teme el resultado del juicio del otro, ni la condena que salga de ese juicio. El mentiroso ya se ha juzgado a sí mismo y se ha condenado. ¿Entiendes? El asunto ya ha sido juzgado. El mentiroso se esconde de su propio juicio, de su propia condena y de su propia responsabilidad. Como te he dicho, el problema no es el otro, sino el que miente. Jorge Bucay
sábado, 26 de abril de 2014
lunes, 7 de abril de 2014
DIFÍCIL, FÁCIL
Lo hago o no lo hago, me ofendo, no sé qué hacer, me halago, lloro, huyo,
canto, río, me hundo, te sonrío, crezco, juego, bailo, nado, te beso, discuto,
observo, aprendo, reprimo, hablo, admiro, viajo, ¿vuelvo a dudar?, desprecio,
me equivoco, me atrevo, salto, vuelo.
Esto es la vida, que va pasando y escapa. Llena de altibajos, de
inseguridades. Sufrimos por lo que va a pasar, y si no, nos lo inventamos. Siempre
buscando LA felicidad, algo que no existe
como nosotros pensamos. Ser feliz no es tenerlo todo. Es poder con todo, es
colaborar, cooperar, no competir.
¿El problema? Buscamos un objetivo inexistente, olvidando que las pequeñas
cosas y momentos, los gestos, están ahí siempre. No estamos atentos, creemos
que es lo normal, cuando en realidad, los detalles, hacen la verdadera
felicidad. Y son pequeños, pero hacen nuestra vida grande, la hacen importante.
Ahí está la plenitud, en que nos abracen en un mal día sin que lo pidamos. Y no
lo valoramos. Buscamos más, lo dejamos de lado y miramos al futuro, olvidando
el presente, en el que seguramente podemos ser felices y no nos damos cuenta. Quitémonos
la venda y dejemos el telescopio, que lo bueno no está lejos, está delante de
nuestros ojos. Solo tenemos que abrirlos… un poco más.
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