Los
cuentos, igual que la vida real, tienen parte de verdad y parte de fantasía.
Y los cuentos… igual que la realidad, se interpretan de distintas maneras y dan
sentido a las percepciones sobre nuestra realidad.
Érase
que se era… dos hadas. Salvadora y Cuidadora. Siempre se intentaban reunir una
vez al mes para explicarse qué cosas habían hecho por los demás con sus poderes
y con su magia.
Salvadora,
que buscaba soluciones fáciles y rápidas, explicaba a Cuidadora:
- - He ayudado a una chica a aprobar unos exámenes.
¡Estoy muy satisfecha de mí misma!
- - ¡Anda! ¿Y cómo lo has conseguido?
- - Pues saqué la varita mágica y le di tres golpecitos
diciendo: “Abra cadabra, pata de cabra, sin estudiar este examen aprobarás” ¡y
aprobó! Y tú, ¿a quién has ayudado?
Cuidadora,
que utilizaba otro tipo de métodos más costosos y más lentos, pero que parecían
más efectivos, contestó:
- - Pues yo he ayudado a un chico a encontrar
trabajo
- - ¿Y qué hechizo le echaste?
- - Ui, que va, no saqué mi varita para nada, no me
hizo falta. Le enseñé cómo hacer un buen currículum y técnicas para superar la
vergüenza durante la entrevista
- - ¿Y consiguió el trabajo?
- - ¡Por supuesto! La solución no fue instantánea,
claro, requirió esfuerzo y constancia, pero lo acabó consiguiendo. Ahora valora
mucho más su trabajo y se siente orgulloso. ¿Y tu chica cómo va? ¿Ha seguido
aprobando exámenes?
- - La verdad es que… cada vez que tiene un examen
me llama para que se lo solucione
- - Y entonces, Salvadora, ¿de qué le sirve tu ayuda
a largo plazo? ¿o es que realmente no la estás ayudando?
La
parte de verdad en el cuento:
Podemos
ver que el hada Salvadora, además de escoger la solución fácil para la chica a
la que intenta ayudar, se atribuye los méritos a ella misma. En la vida real,
esto se puede interpretar de la misma forma. A veces, creemos ayudar a nuestros
seres queridos responsabilizándonos de sus problemas y dándoles así la solución
directamente. ¿Tenemos miedo a que cometan sus propios errores? ¿O quizá
tenemos la necesidad de ayudar para sentirnos bien con nosotros mismos? Sea
como fuere, el mensaje que se le envía a nivel inconsciente a la persona que
pretendemos ayudar es el siguiente: “No eres válido y no sabrías solucionarlo
por ti mismo, ya te lo hago yo, que yo si soy capaz”.
En
cambio, el hada Cuidadora hace todo lo contrario, motiva al chico y le da
herramientas para que pueda valerse por sí mismo, pudiendo así aprender,
madurar y crecer. No invalidarle y reforzarle la idea de “no soy capaz”. Eso es
ayudar.
Deberíamos
ser más conscientes y reflexionar antes de actuar cuando nos piden ayuda.
Porque a veces actuamos por inercia, porque siempre lo hemos hecho así y no
nos preguntamos si lo hacemos bien o si lo hacemos mal. Preguntémonos por qué
hacemos las cosas. ¡Ayudémonos!
La
parte de mentira/fantasía:
Las
hadas no existen. Lo siento.