Sí, está muy bien que opines, tienes todo el derecho. 10% frustración. 20%
frustración. 30% frustración. 40% frustración. 50% frustración. Que se calle,
por favor. 60% frustración. 70% frustración. 80% frustración. 90% frustración.
100% frustración. 110% frustración. 120% frustración… ¿Histeria? Sht, aguanta.
Las personas tendemos a hablar y hablar sin pararnos a pensar un momento en
lo que vamos a soltar por nuestra boquita. Unos piensan menos que otros, eso
sí. Pero es que no es solo eso, se AFIRMA lo que se dice asegurando
completamente algo que ni se ha pensado antes. Y si en una discusión, por
suerte, te das cuenta de que el otro tiene la razón, y no tú, en vez de
callarte o reconocer tu error… sigues hablando, sigues discutiendo, aun
sabiendo que estás defendiendo una postura que ni tú te crees. ¿Así solucionas
la frustración de sentirte equivocado?
La humildad es la base del crecimiento personal. Reconocer tus propias
limitaciones y dejar que otros te enseñen te hace avanzar, te hace aprender, te
deja crecer. No tienes que sentirte frustrado si alguien sabe más que tú sobre
un tema, no te preocupes, porque tú sabrás más de otro. Un ingeniero puede
explicarle a un psicólogo cómo se levanta del suelo un avión o cómo flota un
barco y el psicólogo le puede explicar
al ingeniero cómo funcionan las emociones. Pero todo esto se puede llevar a
cabo si no estás en el lado del sabelotodismo.
La frustración también te ayuda a crecer. De hecho, si no tuviésemos
pequeñas frustraciones ya desde pequeños, creeríamos que el mundo es nuestro,
que podríamos hacer lo que nos viniese en gana. Creeríamos tener la razón
absoluta, porque nunca nos la habrían quitado. Por ejemplo, unos padres
permisivos. “Mamá, ¿puedo ir al parque?” “¡Pero si no has hecho los deberes!” “Ya…
mmm… pero es que quiero despejarme primero, así luego los haré mejor…” “Ah ¡claro
que si hijo! Pues luego los haces”. En este caso, el niño no se ha frustrado,
porque ha conseguido lo que quería, ir al parque y no hacer los deberes. Si su
madre le hubiese obligado a hacer sus tareas primero, el niño se habría
frustrado sí, pero se le habría quedado grabada una lección de responsabilidad.
La crisis entre su deseo y su obligación habría quedado resuelta una vez hechos
los deberes y habría disfrutado más de su deseo.
Entonces, si vamos combinando la humildad y la frustración a lo largo nuestras
vidas, la facilidad para avanzar y aprender será mayor. ¿No tienes razón en
algo? ¿No sabes algo? FRÚSTRATE: enfádate contigo mismo, grita, patalea. Pero
luego acéptalo, reconócelo y se HUMILDE, crece.
"La humildad es la base y fundamento de todas virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea." Cervantes.