Dudas, miedo, confusión, esperanza… Hay
veces en las que ni tú mismo sabes lo que sientes con claridad, intentas creer
que estás bien, pero unos sentimientos se sobreponen a otros, unas emociones tapan
a otras, unos pensamientos esconden otros… Y al final, lo que sientes de
verdad, tu realidad, queda debajo y no la puedes ver, ni notar, ni sentir. Pero
la motivación sigue, la esperanza está presente. Existe en ti otro sentimiento
que todavía aparenta ser más fuerte, la frustración, la impotencia de no saber
qué pasará, la neura. Y solo ves el miedo a equivocarte. Ese siempre está ahí,
más visible que ninguno. Y la tristeza, la pena de ver que lo que antes era
claro, ahora es gris, no negro quizá, porque eres optimista, eres fuerte, pero
ya no es blanco. Ahora todos esos sentimientos contrapuestos parece que luchan
contra ti y no entre ellos, en una guerra en la que no te debes rendir, para poder ganar batallas, para conseguir tus metas.
Será la vida… Esa de la que debemos disfrutar, porque nuestro error es creer que el mañana nos brindará otro día, en vez de asumir que quizá no estemos, eliminando así las dudas, el miedo y la confusión. Seríamos libres y felices, llegaríamos más lejos, o no, pero al menos lo intentaríamos.
SERÍAMOS, no estaríamos.
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